La cimentación fue diseñada tomando en cuenta las características del terreno, las cargas estructurales del pórtico y las condiciones climáticas del lugar. Se optó por un sistema de zapatas aisladas de concreto armado, unidas por vigas de amarre, ya que este sistema ofrece una excelente capacidad de carga puntual para estructuras independientes como columnas.
Tras el estudio de suelos, se determinó la profundidad óptima para excavar las zapatas. Las excavaciones fueron ejecutadas manualmente en los puntos donde se ubicaban las columnas, con dimensiones generosas (por ejemplo, 1.2 m x 1.2 m x 1.0 m de profundidad), que luego fueron reforzadas con acero corrugado siguiendo el diseño estructural.
Antes del vaciado del concreto, se colocó una capa de concreto pobre (f'c=100 kg/cm²) de limpieza, seguida de la instalación de la armadura principal, según los planos. Se utilizó concreto estructural f'c=210 kg/cm², vaciado con ayuda de trompos mezcladores y vibrado mecánicamente para evitar la presencia de vacíos.
Una vez fraguadas las zapatas, se construyeron las vigas de amarre, que ayudan a distribuir las cargas y a evitar asentamientos diferenciales. Estas vigas también fueron reforzadas y coladas in situ. Encima de la cimentación, se levantaron los pedestales o arranques de columnas, los cuales sirvieron de transición entre la cimentación y la estructura visible del pórtico.
El proceso incluyó un curado adecuado del concreto, utilizando mantas húmedas y riego constante durante varios días, asegurando que el fraguado se hiciera en condiciones óptimas. Una vez lista la cimentación, se continuó con la estructura vertical del pórtico.

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